sábado, 24 de enero de 2009

Al mal tiempo, buena cara
















El espeso manto blanco que cubrió por completo el viñedo ya ha desaparecido y el lento deshielo ha garantizado la acumulación en el subsuelo de unas importantes reservas hídricas que nos hacen comenzar a esbozar buenos augurios para la campaña que arranca.
Sin embargo, los ‘daños colaterales’ de la nieve, unidos a las persistentes lluvias que nos acompañan sin cesar prácticamente desde la nevada, también se están dejando notar. En la viña no hay quien pise por la pesadez del terreno… ¡y las podas aún esperando! El jueves intenté hacer una incursión por el pago para comprobar de primera mano la situación y literalmente me hundía en el barro. La ‘integración’ con el viñedo era total y las botas se asemejaban a aquellos zapatos lunares que calzaba Neil Armstrong cuando plantó la histórica huella que dejó al hollar por primera vez la Luna.
Pero al mal tiempo, buena cara. En la bodega capeamos el temporal con alegría española. Uno aprovecha para, por ejemplo, recorrer la nave de crianza y sentir el tacto suave de la madera dejándose embriagar por la sutil mezcla de aromas.
Y como siempre hay trabajo que hacer, pues con buen humor estamos inmersos en el lavado de los depósitos una vez obrado el ‘milagro’ de las malolácticas, tras las que los vinos ya comienzan a estabilizarse. Una segunda fermentación que acaba de terminar en las barricas el mb -nuestra joya de la corona que elaboramos con modernas técnicas de criomaceración y que por primera vez hemos lanzado al mercado estas navidades con la cosecha 2005-, y os aseguro que ya está ¡para chuparse los dedos!

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