martes, 13 de enero de 2009

La gran nevada











Dice el refrán castellano que año de nieves, año de bienes. Y por lo que se ve 2009 va a ser excelente pese a los agoreros presagios de recrudecimiento de la crisis porque el temporal se ha cebado con nosotros y nos ha caído la ‘bendición’ de la gran nevada.

Empieza el año con ‘puritito’carácter de la Ribera del Duero, un invierno ‘de libro’ con una intensa nevada como no recordábamos desde hace más de dos décadas y, lo que sorprende aún más, unas temperaturas extremas que rondan los -10º C que hacen que se perpetúen los copos.
No he resistido la tentación ante la llamada de la inmaculada belleza del paisaje y cámara en mano y sin poder dejar de disparar, me he lanzado a recorrer el viñedo siguiendo las huellas de los animales, percibiendo la vida escondida de la viña, lo que no se ve pero está.

Pese a la, en ocasiones, pecaminosa sensación de estar mancillando la tupida alfombra blanca, andar por encima es como pasear por el cielo y hasta los animales flotan. Y viendo al atardecer las hileras de cepas con el cielo empedrado como telón de fondo uno parece asistir atónito a un desfile de moda en el que se sucede un pase de vestidos de novia de la temporad invernal 2009.

Bajo el grueso manto blanco que cubre todo el pago, se siente latente la energía contenida, la fuerza y la alegría que nos espera en primavera si las heladas no se intensifican y si, crucemos los dedos, el termómetro no desciende de los 15 ó 20 grados bajo cero, lo que podría causar problemas de congelación en las cepas.

Y hablando de nieves, no puedo por menos que felicitar a mi buen amigo Paco Briongos, montañero arandino que en tierras de la Antártida, en la cima nevada del monte Vinson y a 40 grados bajo cero, ha conseguido estas navidades culminar el proyecto ‘Siete Cumbres’, convirtiéndose en el séptimo español en completar el reto de ascender a la montaña más alta de cada continente.

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