miércoles, 20 de mayo de 2009

Al otro lado del charco (II). Bodeguero en Nueva York












El día 20, madrugón, vuelo hacia Nueva York y directos a la feria. En esta ocasión también de la mano del ICEX, en colaboración con la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Nueva York y las Cámaras de Comercio de Valladolid y A Coruña tomamos parte en el The Spanish Wine Cellar &Pantry, una degustación de vinos y alimentos gourmets españoles que tuvo continuidad en San Francisco.
Una atractiva cita en el Gothan Hall, donde nuestros vinos pegaban estupendamente con el monumental entorno, en la que tuvimos la oportunidad de dar a conocer Martín Berdugo a buen número de importadores, distribuidores, restauradores y otros profesionales del vino.

Estados Unidos es un mercado por el que merece la pena apostar. Las exportaciones de vinos españoles alcanzaron en 2008 los 2.578 millones de euros, de los cuales 200 correspondieron al país norteamericano. Un territorio que actualmente es el tercer consumidor mundial de vino, sólo superado por Francia e Italia, y que en 2010 se prevé que se convierta en el mayor mercado de vino del mundo. Es un sitio de futuro y con un público superreceptivo al vino en general y ahora muy abierto al vino español. Hay una corriente latina muy fuerte, a la que tratan de sumarse los franceses y por eso lo llaman latino, aunque los que realmente están pegando fuerte son los hispanoamericanos.

Es alucinante porque a nosotros nos tienen un poco desubicados en general, no saben muy bien si somos del nuevo mundo, si estamos en Hispanoamérica, por un lado nos relacionan con Europa y una elaboración tradicional, por otro con el nuevo mundo y con Hispanoamérica…y entonces estamos entrando en muchos sitios. Como la cocina española desgraciadamente no se está implantando al nivel que debiera, sin embargo hay un montón de hispanos que están estableciéndose allí con bares y de tapas y estamos teniendo oportunidades y es uno de los grandes nichos de mercado. Por eso creo que la vía de entrada desde Miami puede ser un acierto.

A la salida de la feria, el descanso del guerrero. Llegamos con lo puesto y nos recomendaron un hotel, el “Amazing” Room Mate, genial situado y muy bien de precio para lo que te cobran por allí. Tenía una piscinita con un ambiente increíble. Nos pegamos un bañito tan ricamente después de la feria, porque estábamos muertos. En esos días es que prácticamente no comíamos, solo por la noche. Pero no todo va a ser sufrir!

A continuación los chicos de Wines fron Spain nos invitaron a un concierto de Bach, alucinante, maravilloso, se nos caían las lágrimas. Fue increíble porque en ese momento creí que estaba subiendo al cielo.

La sorpresa nos la llevamos de regreso al hotel. Nos encontramos con una salvaje fiesta gay en la piscina con un montón de tíos en pelotas, otros en calzoncillos, otros allí montados…¡Toma doble moral americana!. Tengo que confesar que nos acojonamos. Nos pusimos ‘contra la barrera’ y salimos disparados para la habitación, aunque a buen seguro que alguno pensó que en ese ambiente Diego y yo también éramos pareja.

Y pese a que apenas hubo tiempo para el turismo, si hay algo que me sorprendió de La Gran Manzana, es que es una cuidad de contrastes, donde los grandes rascacielos conviven con espacios llenos de sensibilidad donde crecen las flores. Unas calles donde ves las oportunidades que te brinda este país, pero también la dureza y la miseria, pudiendo encontrarte a Naked Cowboy, un friki clásico neoyorkino que sin ningún tipo de complejo toca la guitarra en fardahuevos, o ver a un tío superrico con un vagabundo al lado. Estampas que por momentos me traían a la memoria el conmovedor y crítico poemario de Lorca.

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