martes, 24 de noviembre de 2009

Momento artístico









En los momentos de menor ajetreo en la bodega suelo aprovechar para liar el petate y, como ya he comentado en alguna ocasión, coger carretera y manta para visitar a nuestros comerciales y clientes a lo largo y ancho del país, sin olvidar por supuesto el extranjero, porque aquello del buen paño en el arca se vende hace ya tiempo que pasó a la historia y los competidores aprietan como bien se encargan de recordar insistentemente los departamentos de marketing y publicidad.

Hace dos semanas anduve por Huesca, que estaba bastante revolucionada ante el inicio del mediático juicio por el asesinato del alcalde de Fago, y la pasada me trasladé a Cataluña, donde Martín Berdugo tiene una importante presencia avalado por una excelente relación calidad-precio.

Me gustan estos viajes porque permiten conocer de primera mano las opiniones de los consumidores sobre nuestros vinos y en ocasiones deparan agradables sorpresas. Una de ellas, totalmente inesperada, tuvo lugar el martes durante la visita al Colmado 1917 (C/ De Granius, 2. Terrassa. Tfno: 93 733 80 98), un entrañable establecimiento de Tarrasa que regenta el siempre atento matrimonio que forman Laura y Juanjo. Una reducida tienda y degustación de productos artesanales que figura recomendada en todas las guías entre los locales donde comer y tapear bien y barato en Barcelona, en cuya carta figura Martín Berdugo.

En el interior se encontraba un grupito de clientes habituales, que conocían ‘de vista’ nuestro vino –el diseño de nuestras etiquetas no pasa desapercibido- pero que nunca lo habían probado, y aprovechamos para abrir un botellón de cinco litros que hizo que la ‘comunión’ fuera prácticamente inmediata. En un principio la gente catalana se muestra algo distante con los foráneos pero en el momento que el vino empezó a surtir su efecto balsámico, se acortaron las distancias, se fueron evaporando los prejuicios y acabamos pasando una divertidísima y deliciosa velada hablando de lo divino y lo humano..

Al final conseguimos seducirles y terminaron rendidos a los encantos del vino, hasta el punto de que no paraban de hacer fotos las botellas y hasta un matrimonio, Joan y Nuria, se empeñó en que le firmara el botellón y se lo llevó a su casa dedicado como recuerdo. Confieso que en ese instante viví mi particular momento artístico y llegué a sentirme cual Alejandro Sanz firmando un autógrafo en su último CD a la presidenta de su club de fans. Fue alucinante.

1 comentario:

Mandrágora dijo...

Pues nosotros celebraremos esta noche la Navidad y lo haremos con el tinto Barrica 2008! Y seguro que triunfamos con este pedazo de vino!